AUTOR: Ing.
Alberto L. Jiménez P.
Una tendencia generada en los últimos años en el ámbito
de la astronomía, es la búsqueda de planetas que puedan albergar vida. De allí
que, los astrónomos, en sus minuciosas
observaciones y análisis tienden a identificar a distancia, los componentes que
estos planetas pueden disponer, siendo uno de los más importante para ellos, la determinación de presencia de agua, ya que con ella, la probabilidad de
vida en los mismos seria cercana.
El agua es un recurso necesario e imprescindible para que
la vida sea posible sobre el planeta tierra, para el ser humano es un derecho
de primer orden, como de soberanía para los pueblos y naciones. Para que el
agua sea apta para el consumo humano,
debe reunir una serie de parámetros físicos, químicos y bacteriológicos específicos,
establecidos `por la Organización Mundial de la Salud, que garantice su grado
de potabilidad, evitando así los problemas de salud pública.
Los esfuerzos del ser humano por mejorar el medio
ambiente en que habita y su calidad de vida, depende entonces de la
disponibilidad de agua, existiendo una estrecha relación entre la calidad del
agua y la salud pública, entre la posibilidad de acceder a ella y el nivel de
higiene, como entre la abundancia de agua y el crecimiento económico de las
naciones.
Las medidas dirigidas a ampliar y mejorar los sistemas
públicos de prestación del servicio de agua potable, contribuyen a una
reducción de la mortalidad, relacionadas con las enfermedades infecciosas
entéricas, ya que estas, son asociadas directa o indirectamente, con un
abastecimiento de agua deficiente o escaso. Actualmente en el mundo, 1.400
millones de personas no tienen acceso a agua potable, y casi 4.000 millones
carecen de saneamiento adecuado. Según estimaciones de la Organización Mundial
de la Salud, el 80% de las enfermedades se transmiten por el uso de aguas
contaminadas. Esta situación se debe, a que solo una pequeña parte de la
población de los países en desarrollo, tienen acceso a un abastecimiento de
agua de calidad aceptable. Se estima, que en algunos países, solo el 20% de la
población rural, dispone de agua de calidad satisfactoria.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio
Ambiente (PNUMA, 2.003), el agua cubre el 75% de la superficie terrestre, el
97,5% es agua salada y solo el 2,5% es dulce. Los casquetes de hielo y los
glaciares contienen el 74% del agua dulce del mundo. La mayor parte del resto
de agua dulce, se encuentra en las profundidades de la tierra o encapsulada en
la tierra en forma de humedad. Solo el 0,3% del agua dulce del mundo se
encuentra a nivel superficial en ríos, lagos y fuentes subterráneas en el
planeta, accesible para uso humano.
En menos de 50 años, es posible, que más de la mitad de
la población del mundo, tenga dificultades para encontrar agua dulce suficiente
para el consumo y riego. En la actualidad más de 80 países, el 40% de la
población mundial sufren estrés hídrico. Las condiciones pueden llegar a
empeorar en las próximas décadas, debido al crecimiento poblacional y los problemas
climáticos generados por el calentamiento global, que perturban los regímenes
de precipitaciones. Un tercio de la población mundial vive en zonas con escasez
de agua, donde el consumo supera el abastecimiento. Asia occidental es la
región más amenazada, donde más del 90% de su población padece de gran estrés
hídrico, ya que su consumo actual de
agua supera en un 10% sus recursos de abastecimiento.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio
Ambiente (PNUMA, 2.003), la escasez de agua es uno de los dos principales
problemas para el nuevo milenio, el otro es el cambio climático. Desde la
década de los cincuenta a la fecha, se ha triplicado el consumo de agua en el
mundo. En el último cuarto de siglo, la disponibilidad de agua dulce en el
mundo disminuyo en un 50%, si continua esa tendencia, en los próximos 20 años,
la humanidad utilizara un 40% más de agua que en la actualidad. Se estima que
para el año 2.025, 3.500 millones de seres humanos en el mundo, sufrirán
problemas de abastecimiento de agua, regiones tales como África, Asia, América Latina y El Caribe que hoy sufren de estrés
hídrico, pasaran de ser 1.000 millones de personas en la actualidad, a más de
3.000 millones para esa década.
Los problemas del agua también están relacionados con la
mala gestión del recurso, en algunos casos hasta el 50% del agua destinada a
las zonas urbanas y más del 60% destinado al sector rural y agrícola, se
desperdicia por el mal uso, que la misma población le da. La explotación forestal
descontrolada, así como la conversión de la tierra por las demandas de
desarrollos urbanos, ha reducido a la mitad los bosques del mundo entero, lo
que contribuye al deterioro de la biosfera y la alteración del ciclo
hidrológico, generando así, más escasez de agua en el planeta.
La única manera de lograr un desarrollo sustentable y una
mejor calidad de vida para la humanidad, es mediante una mejor gestión de los
recursos naturales de nuestro entorno, entre ellos el agua, no solo con la
voluntad política de los distintos gobiernos afectados, o con los aportes de
las distintas comunidades científicas que a bien tratan de controlar y
solventar los problemas, sino con la participación de todos y cada uno de
nosotros, tomando en nuestro día a día, cartas en el asunto, de manera
participativa y con sentido común. Solo así, no solo tenderíamos a alcanzar los
ideales de un desarrollo sustentable, sino más bien, preservaríamos la
existencia de la humanidad misma en el planeta.
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