lunes, 30 de julio de 2018

El uso de energía en la tecnología blockchain y las emisiones de CO2






Por: Ing. Emily Faría. 

La tecnología de contabilidad distribuida, conocida también como Bitcoin, blockchain o cadena de bloques, fue lanzada al mundo en el año 2009 como un sistema financiero que permitiría ejecutar transacciones entre pares sin necesidad de un intermediario garante de la confiabilidad del proceso, siendo la criptografía el sustituto de esa confianza. La cadena de bloques de Bitcoin es un libro de contabilidad distribuido público, donde todas las transacciones que allí se añaden pueden ser chequeadas por cualquier persona en el mundo. Para mantenerlo, existe una serie de nodos o computadores que manejan una copia de toda la cadena y que velan porque no se altere ni el orden ni la información allí registrada.
Dicho proceso de mantener a la cadena de bloques es conocido como minería. La minería de Bitcoin se basa en realizar cálculos matemáticos de forma iterativa para añadir nuevos bloques cargados de transferencias a la blockchain. La minería requiere de equipos tecnológicos con poder de procesamiento, como CPU y tarjetas gráficas, adicionalmente a los equipos tecnológicos diseñados especialmente para tal fin. Estos dispositivos requieren estar conectados las 24 horas del día para mantener la red, además de estar en un ambiente fresco para evitar sobrecalentamiento, requiriendo así de equipos de refrigeración. De tal manera que esta actividad consume grandes cantidades de energía eléctrica y libera mucho calor en el proceso, además de generar ruido.
Por tal motivo, esta actividad ha sido criticada en especial por consumir grandes cantidades de energía eléctrica, la cual pudiese ser aprovechada, por ejemplo, para proveer de electricidad a poblaciones que no cuentan con la misma.
En este punto es importante resaltar que según la ONU la energía es el factor que más contribuye al cambio climático, representando alrededor del 60% de las emisiones de gas de efecto invernadero. Aunado a ello, este organismo internacional señala que a la par del crecimiento poblacional crecerá la demanda de energía, por lo que se hace necesario invertir en fuentes de energías limpias.
En el actual mundo globalizado, la electricidad se ha vuelto imprescindible para prácticamente todas las actividades humanas. Además, a nivel mundial, la principal fuente de energía es el conjunto de combustibles fósiles, los cuales son la principal fuente de dióxido de carbono, el gas de efecto invernadero de origen antropogénico de mayor influencia en el calentamiento global. Por ello, las iniciativas apuntan a buscar fuentes de energía renovable, a pesar de que estas también tienen sus desventajas en cuanto a eficiencia, economía, tecnificación y a que no son accesibles a cualquier país o idóneas para cualquier ubicación geográfica
Dadas sus bondades en cuanto a transparencia, seguridad e inmutabilidad, la tecnología blockchain está siendo estudiada y aplicada en otros ámbitos más allá de las finanzas, incluso en iniciativas relacionadas con la sustentabilidad y la energía renovable, de modo que sus potenciales beneficios a la sociedad podrían justificar su consumo eléctrico.
Por ello, se podrían plantear algunas alternativas en vez de dejar a un lado a la tecnología blockchain o en todo caso, al protocolo en el que se basa, llamado Prueba de Trabajo. Si la energía que se consume en el proceso de minería es proveniente de fuentes fósiles, se debería verificar que sea obtenida a través de tecnologías limpias de combustión, o si es el caso, de alguna fuente de energía renovable. De hecho, los pools de minería pudieran tener sus propias fuentes de energía destinados solo para tal fin (controlando sus emisiones de CO2) de manera que alimenten a los equipos mineros y a los sistemas de refrigeración, y que a su vez la actividad no influya en la demanda de electricidad de las comunidades.
En lo que respecta al calor emitido por los equipos mineros, este pudiera ser aprovechado para la calefacción. En Siberia, Rusia, existen propuestas de ese tipo, y al ser una zona de bajas temperaturas, no requieren dispositivos de refrigeración.
En cuanto al ruido que generan estos equipos y a la magnitud de los desechos electrónicos que esta actividad pudiera generar es aún menor la literatura al respecto, pero es de presumir que en lo que se refiere a desechos, se trataría de volúmenes elevados, por lo que es otro aspecto que también merece atención y dentro del cual se podrían idear alternativas para disminuir su impacto.


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