lunes, 18 de junio de 2012

Las tres R de la Conservación. ¿Estamos siendo realmente Eficientes?


Arq. Ricardo Vargas, LUZ.

Continuamente en foros y campañas publicitarias dedicadas a la conservación medioambiental escuchamos el principio de las tres R; Reducción, Reutilización y Reciclaje, pero poco se habla de la eficiencia de estos procesos. Generalmente no hay problema con los dos primeros; la reducción de las fuentes primarias de residuos y la reutilización de los materiales, es una labor que puede realizarse desde nuestras casas e industrias, sin mayores consumos de energía adicionales y con claros beneficios. Es el tercer proceso el que requiere un poco más de atención: el reciclaje.
El reciclaje es un proceso, y como todo proceso requiere una entrada, se realiza una transformación, y se obtiene un resultado. El asunto es el siguiente; se requiere energía para transformar las materias primas en productos y materiales que empleamos en nuestro día a día, y se requieren combustibles para transportarlos desde su sitio de producción hasta los centros de distribución, y finalmente hasta nuestros hogares. Reciclar estos materiales implica realizar este proceso pero en sentido inverso. En los modelos actuales de gestión de los desechos, los materiales a ser reciclados deben ser transportados a los centros de acopio, y luego de allí a las plantas de procesamiento, para posteriormente ser transformados en materiales que serán enviados nuevamente a nuestros hogares. Realizar un balance de energía de todo este sistema parece un gran reto, pero no es imposible.
Al parecer, el truco esta en el tipo de material que se quiera reciclar. Por ejemplo, los plásticos a pesar de poseer un alto poder calorífico, -lo cual resultaría útil para producir energía termoeléctrica-, la opción más viable es el reciclaje. Esto se debe a un aspecto económico, ya que la obtención de la materia prima virgen a parir del petróleo resulta más costosa. Sin embargo no todo es perfecto. Para que este proceso sea realmente eficiente, todos los plásticos deben ser separados según sus características, tales como densidad y color, con la intención de obtener un producto final de características uniformes, según cada tipo de plástico. Además, algunos estudios indican que el plástico, en promedio, solo puede ser reciclado cinco veces, sin que pierda sus propiedades, por lo tanto el ciclo se rompe. El caso del vidrio resulta similar; para poder obtener un beneficio económico, este material debe ser separado desde su origen según el color y composición, para ser triturado y utilizado como materia prima. El vidrio puede reciclarse infinitamente sin perder sus propiedades, y la energía consumida durante este proceso de transformación, es similar a la energía necesaria para trabajar materia prima virgen. Los metales, por regla general también pueden reciclarse infinitamente, haciendo la salvedad, de que para que sea económicamente atractivo, estos materiales deben clasificarse y separarse desde su origen. Los vidrios y metales también comparten otra característica en común: su elevada densidad. Esto implica que son materiales muy pesados para transportar, por lo que el consumo de combustibles y los costos de transporte son elevados.
En cuanto al papel y cartón, según los estudios realizados, la celulosa presente en estos materiales pueden ser reciclados hasta un máximo de seis veces sin que se pierdan sus propiedades o se degrade. Este material también presenta un alto poder calorífico, por lo que la mejor opción es su incineración, para la obtención de energía termoeléctrica. ¿Y qué sucede con la generación de emanaciones a la atmosfera?; existen importantes estudios sobre la captura de CO2 en las fuentes de emanación, y su inyección en los estratos más profundos, donde pueden ser almacenados indefinidamente, o ser empleados para la extracción de petróleo y gas natural. Creo que este es el camino que debemos tomar con todos estos tipos de emanaciones.
Los residuos orgánicos requieren otro tratamiento.  Ya no hablamos de reciclaje, si no de degradación y digestión por microorganismos para la obtención de gas metano. El compostaje es otra opción, la cual permite que los compuestos degradados retornen a la naturaleza. Al igual que el vidrio y los metales, el talón de Aquiles de este proceso, es el transporte de estos materiales hasta los centros de procesamiento. El atractivo resulta, en la venta del gas metano obtenido como combustible, sin embargo las experiencias han demostrado que las ganancias producidas, apenas superan los gastos incurridos para su obtención.
En mi opinión, la verdadera y más legítima razón para reciclar, no es el ahorro de los recursos materiales, ni la obtención de un beneficio económico, sino el deseo humano de hacer las cosas cada día mejor. Pero obtener beneficios económicos del reciclaje no atenta contra los principios morales de la sociedad moderna, por lo tanto, quizás sea este el impulso que hace falta para iniciar una economía en base a la gestión de los desechos. Considero que quizás, realizando los modelos matemáticos de balance de energía de todos estos procesos de reciclaje, podamos determinar donde están las pérdidas económicas y donde potenciar los beneficios.
Ya para finalizar, los invito a ver los siguientes link de interés, que pudiesen ampliar las opiniones aquí mostradas.





http://www.vitalis.net/reciclaje.htm

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