Arq. Ricardo Vargas, LUZ.
Continuamente
en foros y campañas publicitarias dedicadas a la conservación medioambiental
escuchamos el principio de las tres R; Reducción, Reutilización y Reciclaje,
pero poco se habla de la eficiencia de estos procesos. Generalmente no hay
problema con los dos primeros; la reducción de las fuentes primarias de
residuos y la reutilización de los materiales, es una labor que puede
realizarse desde nuestras casas e industrias, sin mayores consumos de energía
adicionales y con claros beneficios. Es el tercer proceso el que requiere un poco
más de atención: el reciclaje.
El
reciclaje es un proceso, y como todo proceso requiere una entrada, se realiza
una transformación, y se obtiene un resultado. El asunto es el siguiente; se
requiere energía para transformar las materias primas en productos y materiales
que empleamos en nuestro día a día, y se requieren combustibles para
transportarlos desde su sitio de producción hasta los centros de distribución,
y finalmente hasta nuestros hogares. Reciclar estos materiales implica realizar
este proceso pero en sentido inverso. En los modelos actuales de gestión de los
desechos, los materiales a ser reciclados deben ser transportados a los centros
de acopio, y luego de allí a las plantas de procesamiento, para posteriormente
ser transformados en materiales que serán enviados nuevamente a nuestros
hogares. Realizar un balance de energía de todo este sistema parece un gran
reto, pero no es imposible.
Al parecer,
el truco esta en el tipo de material que se quiera reciclar. Por ejemplo, los
plásticos a pesar de poseer un alto poder calorífico, -lo cual resultaría útil
para producir energía termoeléctrica-, la opción más viable es el reciclaje.
Esto se debe a un aspecto económico, ya que la obtención de la materia prima
virgen a parir del petróleo resulta más costosa. Sin embargo no todo es
perfecto. Para que este proceso sea realmente eficiente, todos los plásticos
deben ser separados según sus características, tales como densidad y color, con
la intención de obtener un producto final de características uniformes, según
cada tipo de plástico. Además, algunos estudios indican que el plástico, en
promedio, solo puede ser reciclado cinco veces, sin que pierda sus propiedades,
por lo tanto el ciclo se rompe. El caso del vidrio resulta similar; para poder
obtener un beneficio económico, este material debe ser separado desde su origen
según el color y composición, para ser triturado y utilizado como materia
prima. El vidrio puede reciclarse infinitamente sin perder sus propiedades, y
la energía consumida durante este proceso de transformación, es similar a la
energía necesaria para trabajar materia prima virgen. Los metales, por regla
general también pueden reciclarse infinitamente, haciendo la salvedad, de que
para que sea económicamente atractivo, estos materiales deben clasificarse y
separarse desde su origen. Los vidrios y metales también comparten otra
característica en común: su elevada densidad. Esto implica que son materiales
muy pesados para transportar, por lo que el consumo de combustibles y los
costos de transporte son elevados.
En cuanto
al papel y cartón, según los estudios realizados, la celulosa presente en estos
materiales pueden ser reciclados hasta un máximo de seis veces sin que se
pierdan sus propiedades o se degrade. Este material también presenta un alto
poder calorífico, por lo que la mejor opción es su incineración, para la
obtención de energía termoeléctrica. ¿Y qué sucede con la generación de
emanaciones a la atmosfera?; existen importantes estudios sobre la captura de
CO2 en las fuentes de emanación, y su inyección en los estratos más
profundos, donde pueden ser almacenados indefinidamente, o ser empleados para
la extracción de petróleo y gas natural. Creo que este es el camino que debemos
tomar con todos estos tipos de emanaciones.
Los
residuos orgánicos requieren otro tratamiento.
Ya no hablamos de reciclaje, si no de degradación y digestión por
microorganismos para la obtención de gas metano. El compostaje es otra opción,
la cual permite que los compuestos degradados retornen a la naturaleza. Al
igual que el vidrio y los metales, el talón de Aquiles de este proceso, es el
transporte de estos materiales hasta los centros de procesamiento. El atractivo
resulta, en la venta del gas metano obtenido como combustible, sin embargo las
experiencias han demostrado que las ganancias producidas, apenas superan los
gastos incurridos para su obtención.
En
mi opinión, la verdadera y más legítima razón para reciclar, no es el ahorro de
los recursos materiales, ni la obtención de un beneficio económico, sino el
deseo humano de hacer las cosas cada día mejor. Pero obtener beneficios
económicos del reciclaje no atenta contra los principios morales de la sociedad
moderna, por lo tanto, quizás sea este el impulso que hace falta para iniciar
una economía en base a la gestión de los desechos. Considero que quizás,
realizando los modelos matemáticos de balance de energía de todos estos
procesos de reciclaje, podamos determinar donde están las pérdidas económicas y
donde potenciar los beneficios.
Ya
para finalizar, los invito a ver los siguientes link de interés, que pudiesen
ampliar las opiniones aquí mostradas.
http://blogs.elpais.com/eco-lab/2011/10/los-mejores-productos-fabricados-con-plastico-reciclado.html
http://www.vitalis.net/reciclaje.htm
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