miércoles, 25 de marzo de 2015

BIO – H2O = 0



Ing. Alberto L. Jiménez P.
albertojimenez001@gmail.com 

El titulo del presente articulo, no refleja una ecuación matemática, y mucho menos una compleja formulación química, solo establece nuestra dependencia, muchas veces olvidada para la existencia de la vida en el planeta tierra, del recurso agua. Todos damos por sentado, el suministro de agua cotidiano en nuestras viviendas, para la mayoría, es un recurso inagotable que perdurara por siempre en la humanidad, donde haciendo un uso indiscriminado e irresponsable del, no nos percatamos, que cada día contamos menos con este preciado liquido en la naturaleza. El objetivo de este artículo, es suministrar información relevante sobre el tema, que permita al lector, tomar sus propias conclusiones, en pro de una conciencia conservacionista, para lograr la sustentabilidad ambiental con la utilización del recurso agua, y así, garantizar la vida misma de la humanidad en generaciones futuras.
Una tendencia generada en los últimos años en al ámbito de la astronomía, es la búsqueda en el universo, de planetas que puedan albergar vida, donde este grupo de científicos, en sus minuciosas observaciones y análisis tienden a identificar a distancia, los componentes que estos planetas pueden disponer, siendo uno de losmás importante para ellos, la determinaciónde presencia de  agua, ya que con ella, la probabilidad de vida en los mismos seria cercana.
El agua es un recurso necesario e imprescindible para que la vida sea posible sobre el planeta tierra, para el ser humano es un derecho de primer orden, como de soberanía para los pueblos y naciones. Para que las aguas sean aptas para el consumo humano, estas debe reunir una serie de parámetros físicos, químicos y bacteriológicos específicos, establecidos `por la Organización Mundial de la Salud, que garantizan su grado de potabilidad, evitando así problemas de salud pública.
Los esfuerzos del ser humano por mejorar el medio ambiente en que habita y su calidad de vida, depende entonces de la disponibilidad de agua, existiendo una estrecha relación entre la calidad del agua y la salud pública, entre la posibilidad de acceder a ella y el nivel de higiene, como entre la abundancia de agua y el crecimiento económico de las naciones.
Las medidas dirigidas a ampliar y mejorar los sistemas públicos de prestación del servicio de agua potable, contribuyen a una reducción de la mortalidad, relacionadas con las enfermedades infecciosas entéricas, ya que estas, son asociadas directa o indirectamente, con un abastecimiento de agua deficiente o escaso. Actualmente en el mundo, 1.400 millones de personas no tienen acceso a agua potable, y casi 4.000 millones carecen de saneamiento adecuado. Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, el 80% de las enfermedades se transmiten por el uso de aguas contaminadas.Esta situación se debe, a que solo una pequeña parte de la población de los países en desarrollo, tienen acceso a un abastecimiento de agua de calidad aceptable. Se estima, que en algunos países, solo el 20% de la población rural, dispone de agua de calidad satisfactoria.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA, 2.003), el agua cubre el 75% de la superficie terrestre, el 97,5% es agua salada y solo el 2,5% es dulce. Los casquetes de hielo y los glaciares contienen el 74% del agua dulce del mundo. La mayor parte del resto de agua dulce, se encuentra en las profundidades de la tierra o encapsulada en la tierra en forma de humedad. Solo el 0,3% del agua dulce del mundo se encuentra a nivel superficial en ríos, lagos y fuentes subterráneas en el planeta,  accesible para uso humano.
En menos de 50 años, es posible, que más de la mitad de la población del mundo, tenga dificultades para encontrar agua dulce suficiente para el consumo y riego. En la actualidad más de 80 países, el 40% de la población mundial sufren estrés hídrico. Las condiciones pueden llegar a empeorar en las próximas décadas, debido al crecimiento poblacional y los problemas climáticos generados por el calentamiento global, que perturban los regímenes de precipitaciones. Un tercio de la población mundial vive en zonas con escasez de agua, donde el consumo supera el abastecimiento. Asia occidental es la región más amenazada, donde más del 90% de su población padece de gran estrés hídrico, ya  que su consumo actual de agua supera en un 10% sus recursos de abastecimiento.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA, 2.003), la escasez de agua es uno de los dos principales problemas para el nuevo milenio, el otro es el cambio climático. Desde la década de los cincuenta a la fecha, se ha triplicado el consumo de agua en el mundo. En el último cuarto de siglo, la disponibilidad de agua dulce en el mundo disminuyo en un 50%, si continua esa tendencia, en los próximos 20 años, la humanidad utilizara un 40% más de agua que en la actualidad. Se estima que para el año 2.025, 3.500 millones de seres humanos en el mundo, sufrirán problemas de abastecimiento de agua, regiones tales comoÁfrica, Asia, América  Latina yEl Caribe que hoy sufren de estrés hídrico, pasaran de ser 1.000 millones de personas en la actualidad, a más de 3.000 millones para esa década.
Los problemas del agua también están relacionados con la mala gestión del recurso, en algunos casos hasta el 50% del agua destinada a las zonas urbanas y más del 60% destinado al sector rural y agrícola, se desperdicia por el mal uso, que la misma población le da. La explotación forestal descontrolada,así como la conversión de la tierra por las demandas de desarrollos urbanos, ha reducido a la mitad los bosques del mundo entero, lo que contribuye al deterioro de la biosfera y la alteración del ciclo hidrológico, generando así,más escasez de agua en el planeta.
La única manera de lograr un desarrollo sustentable y una mejor calidad de vida para la humanidad, es mediante una mejor gestión de los recursos naturales de nuestro entorno, entre ellos el agua, no solo con la voluntad política de los distintos gobiernos afectados, o con los aportes de las distintas comunidades científicas que a bien tratan de controlar y solventar los problemas, sino con la participación de todos y cada uno de nosotros, tomando en nuestro día a día, cartas en el asunto, de manera participativa y con sentido común. Solo así, no solo tenderíamos a alcanzar los ideales de un desarrollo sustentable, sino más bien, preservaríamos la existencia de la humanidad misma en el planeta.

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